Desperdicio de alimentos: datos y soluciones para un problema URGENTE

Desperdicio de alimentos: datos y soluciones para un problema URGENTE

En un contexto de franco crecimiento de la población mundial, de retroceso de las tierras cultivables y de fenómenos climáticos inéditos, tanto las pérdidas como los desperdicios de alimentos (PDA) son un tema que preocupa. La urgencia por garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición en el planeta lleva a poner el foco sobre este problema, entre otros. Además, las PDA impactan en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios “en tres dimensiones: económica, social y ambiental”.

En su momento la FAO destacó que cada año se desperdicia prácticamente un tercio de los alimentos producidos a escala mundial para el consumo humano, es decir, unos 1.300 millones de toneladas. Según el informe en los países de ingresos medios y altos la mayor parte de las PDA tienen lugar en la distribución y el consumo, mientras que en los países de ingresos bajos se concentran en la producción y la fase de poscosecha.

Los datos de la FAO indicaban que en América Latina el índice de PDA llegaba al 34%. Y el 7,5% se perdía en la post-captura. 

Por su parte, un análisis más reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente informó que el índice de desperdicio de alimentos en 2019 a nivel mundial fue de hasta 931 millones de toneladas (61% de los cuales procedían de hogares, 26% del servicio de alimentos y 13% del comercio minorista). Este dato sugiere que el 17% de la producción mundial total de alimentos puede ser desperdiciada de la siguiente manera: el 11% del desperdicio se produce en los hogares, 5% en los servicios de alimentación y 2% en los establecimientos minoristas.

Efectos preocupantes

El reporte de la FAO destacaba además que las PDA “repercuten en la seguridad alimentaria y en la nutrición de tres maneras principales. En primer lugar, reducen la disponibilidad mundial y local de alimentos. En segundo lugar, ocasionan efectos negativos en el acceso a los alimentos para quienes participan en las operaciones de cosecha y poscosecha y se enfrentan a pérdidas económicas y de ingresos relacionadas con las PDA, así como para los consumidores debido a la contracción del mercado de alimentos y el aumento de los precios. En tercer lugar, se produce un efecto a más largo plazo debido a la utilización insostenible de los recursos naturales de los que depende la producción futura de alimentos”.

Además, el informe ponía el foco sobre las pérdidas de calidad y nutrientes a lo largo de las cadenas alimentarias como otro factor que tiene efectos negativos sobre la nutrición.

En lo tocante al tipo de productos alimenticios que se pierden o deterioran por cantidad a nivel mundial estudios encargados por la FAO estimaron “en aproximadamente el 30% de los cereales, el 40 a 50% de los cultivos de raíces, frutas y verduras, 20% de semillas oleaginosas, carne y productos lácteos y 35% de pescado”.

Acciones posibles

Acabar con el desperdicio de alimentos es clave para alcanzar los objetivos de hambre cero, y también es importante para lograr distintas metas de desarrollo sustentable. Para reducir las pérdidas de alimentos hay varios caminos posibles: uno de ellos por ejemplo podría ser la medición y seguimiento de todo el almacenamiento de alimentos. Cabe indicar que, en los países en desarrollo, el 40% de las pérdidas ocurren en las etapas posteriores a la cosecha y el procesamiento.

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